Fiesta La Vaquilla de San Sebastián
(del 19 al 22 de enero):

Esta festividad es la más antigua del municipio, por sus posibles orígenes en la Edad Media y las menciones de la existencia de la hermandad de San Sebastián en textos del siglo XVI. Se enmarca cada año en torno al 20 de enero (San Sebastián).  San Sebastián es una fiesta de una tremenda originalidad, legado de ritos relacionados con el toro visto desde un punto diferente, más totémico que le ha otorgado la categoría “Fiesta de Interés Turístico Regional” por la Comunidad de Madrid.

La fiesta comienza por la tarde noche del sábado 19 de enero con la ronda por las calles del pueblo de los cofrades y dulzaineros, donde el hermano más reciente ejerce las funciones de “botero” ofreciendo vino a todo aquel que lo desee. A las doce de la noche, se acude a la iglesia a cantar a San Sebastián unas clásicas letanías entonadas por un hermano y repetidas por los miembros de la hermandad allí presentes.

El domingo, el día más importante, se inicia con toque de diana a las doce de la mañana, cuando los cofrades se dirigen acompañados por música a misa para salir en procesión. Posteriormente, los hermanos invitan a un aperitivo a los vecinos y visitantes de Los Molinos. Posteriormente, a partir de las doce de la noche, tras el toque por las calles del pueblo al son del “peligro que se avecina por la vaquilla suelta”, se suelta a la vaquilla de San Sebastián.

La vaquilla es un cofrade ataviado con un artilugio compuesto por cuernos de toro y rabo que, acompañado de 6 u 8 cofrades jóvenes con cencerros colgados de la cintura, embiste a todo el que se encuentra. Tras las carreras de la vaquilla y su séquito, sigue la fiesta en la hermandad con una invitación popular a migas y vino tinto, alargando la celebración toda la noche.

El lunes día 21 de enero es el “día de la vaquilla”. A la una del mediodía, ésta vuelve a recorrer el pueblo. La sorpresa, las carreras y el revuelo que se forma alrededor de esta puesta en escena, refrenda esta visión icónica tan vinculada con la ganadería. La vaquilla, además de los cabestros, corre acompañada de vaqueros, tratantes y figurantes. Tras el aperitivo y la comida, a las cinco de la tarde, en la plaza de Los Molinos se dará muerte a una vaquilla, que año tras año resucita siempre por San Sebastián.

La Virgen del Espino
(15 de agosto):

Esta fiesta surge en 1961, por la “Sociedad de los Casados” integrada por vecinos y veraneantes de la localidad, que se comprometieron a erigir una ermita en el lugar denominado “Reajo del Espino”. De este acuerdo, surge la Hermandad de la “Santísima Virgen del Espino”, la cual sirvió de herramienta para fomentar la unión nacida entre los componentes de dicha Sociedad, intentando terminar con esa diferenciación que existía entre el Pueblo y La Colonia (veraneantes). Igualmente, se acuerda la celebración todos los años de una romería el 15 de agosto.

Tras la cesión de la imagen de la Santísima Virgen por parte del Ayuntamiento, de los terrenos donde se ubicaría la ermita, así como la construcción de la misma, se redactaron unos estatutos y se solicitó la construcción al arquitecto Luis Rodríguez Quevedo. El escultor de la imagen fue Tomás Pares y el compositor del himno, el Padre Cue.

La fiesta realmente comienza con el traslado, el sábado anterior a la Romería, de la Virgen desde su ermita hasta la Iglesia Parroquial, en procesión de antorchas. En el camino se celebra una Misa, en la Plaza de Chamberí. Además, se ofrece una cena a todos los jubilados. El día 14 de agosto se hace una ofrenda floral a la Virgen, en la puerta de la Parroquia, cuyos protagonistas son los niños. El día 15 de agosto se devuelve la Virgen en romería a su Ermita. Los romeros van a pie o en caballo, aunque también se engalanan carrozas. En los prados del Reajo del Espino se celebra la fiesta, rodeados por el entorno de la Dehesa de Los Molinos en donde loos romeros organizan sus comidas en grupos y pasan un día de campo hasta el anochecer. Como fin de fiesta se ofrece una descarga de fuegos artificiales.

Fiesta de El Cristo de la Buena Muerte
(14 de septiembre):

Estas fiestas patronales, de mediados de septiembre, son las más populares y participativas del municipio.  

La fiesta del Cristo de la Buena Muerte se celebra el 14 de septiembre desde el año 1910, y como es el patrón del pueblo, el ayuntamiento le dedica una semana completa con actividades de diferente tipo. No obstante, la cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte se constituye bastante antes, en 1845. Es interesante analizar el porqué de la ubicación de las fiestas patronales de Los Molinos en el mes de septiembre. Existen para ello diferentes motivos: se celebra concesión de Villa (que tuvo lugar en 1667), coincide con la exaltación de la Santa Cruz y, a nivel agrícola, significa un momento de agradecimiento por las buenas cosechas.

En esta semana de fiestas se suceden las actividades, todo arranca con las autoridades ocupando el escenario, se realiza el pregón, al igual que misas solemnes y corridas de toros. La población se encuentra a nivel del suelo en la plaza, distribuidas en peñas, con una vestimenta consistente en petos, camisetas, pañuelos, gorros, para diferenciarse unos de otros.

Pero no se puede hablar de fiestas patronales sin hablar de los encierros. Estos eventos están profundamente arraigados en la localidad desde el siglo XVIII.  La “hora de costumbre” se inicia a las 12 de la mañana, momento en el que los corredores se sitúan a esperar a los novillos que vienen acompañados de cabestros  caballos. Con el paso de los años ha ido aumentando la seguridad del propio encierro (con talanqueras y reglamentos más estrictos), al igual que ha ido oscilando el número de reses o la profesionalidad de los corredores. A día de hoy, los encierros no sólo son una de las fiestas más emblemáticas de la localidad de Los Molinos sino que se trata de uno de los encierros más consolidados y relevantes de la Comunidad de Madrid.